Ayer participé en Zaragoza en la concentración convocada por
los sindicatos. Motivos para la convocatoria los había. Y los habrá con toda
seguridad durante mucho tiempo. Son muchos los problemas enquistados, sin
resolver, que soportan las gentes de nuestro país, y mucho más, como bien decían ayer los intervinientes en el acto, los que sufren los colectivos más vulnerables de jóvenes, mujeres e inmigrantes.
Las soluciones no llegan, el gobierno sigue en la
suya de que lo están haciendo muy bien y nada hay que rectificar. El IPC sube,
la carestía de la vida es evidente tanto en la cesta de la compra como otros
aspectos no menos importantes como la luz y el gas. Los sindicatos se quejan,
con razón, de cómo actúa el gobierno y también de los empresarios, “se ponen de
perfil”, decía en su discurso uno de los líderes sindicales, ante la
necesidad de incrementar los salarios
para recuperar la pérdida de los últimos años y compensar la subida del coste
de la vida.
La necesidad de que la sociedad se movilice a la vista está. El
esfuerzo que en ello están poniendo los sindicatos, hay que reconocérselo. Pero
la realidad es que el movimiento sindical no está pasando por sus mejores
momentos. “Maniatados por la reforma laboral” se quejaba otro líder sindical, para
intentar explicar el poco fuelle de los sindicatos en los últimos tiempos. La
concentración fue escasa de participación, nada que ver con la multitudinaria
presencia que convocaban en las calles hace unos años. Pero esto se intentaba compensar con las
actitudes militantes de los centenares de asistentes, así como los entusiastas
discursos de los intervinientes, que demostraban ser inaccesibles al desánimo.
El acompañamiento político de las izquierdas locales tampoco
fue para tirar cohetes. La más digna, numéricamente hablando, fue la de IZQUIERDA
UNIDA, siempre presentes en las movilizaciones sindicales y cuyos distintos
cabeza de lista para su próximo congreso
andaban fotografiándose sonrientes juntos y con otros cuadros del
partido, cual si no pasara nada. Nadie
relevante de un PSOE en horas bajas y que había apoyado la concentración.
Escasa presencia de caras conocidas de CHUNTA que también apoyaba.
Y PODEMOS, ¡ay
Podemos! Ausencia total. No apoyaron la concentración, a pesar de que en Vistalegre2 ganó la opción más partidaria de la movilización social.
Parece que, al menos en Aragón, en lo que he podido comprobar hasta a la fecha,
el partido de Echenique se encuentra más cómodo en las movilizaciones, la más
de las veces testimoniales, que convocan otras fuerzas sindicales muy
minoritarias. Tendrán que hacérselo
mirar, porque CCOO y UGT, a pesar de la dura carrera de obstáculos a la que se ven sometidos, siguen moviendo algunos
miles de incansables militantes, y además una buena parte de los ellos, con
toda seguridad, son votantes, por ahora, suyos.
Creo que desde los ámbitos demócratas de este país, no se
puede contribuir a poner más plomo en las alas de los sindicatos que la pintan de verdad en el mundo del trabajo. Y creo que hay que felicitar a UGT y CCOO por su
esfuerzo movilizador y animarles a que
sigan en la faena. Yo desde luego, satisfecho estoy de pagar cada recibo trimestral de la cuota
de CCOO.