viernes, 8 de abril de 2011

Mirando de reojo.


Se destruyen empresas, pero los beneficios empresariales crecen mucho más que los salarios. Las altas tasas de desempleo nos deja helados. El nivel de confianza de los ciudadanos en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones  e instituciones  que configuran el sistema democrático, está por los suelos. La corrupción atraviesa todo. Y a todos, injustamente, pone bajo sospecha. Los bancos y cajas tienen dificultades (pero no los banqueros y los gestores). El mundo está en guerra. A los dictadores corruptos de los países les encorren los ciudadanos por las calles. La democracia financiera y especulativa se apresta a ayudar a los pueblos (no vaya a ser que se emancipen de verdad), pero tan sólo ahí donde consideran oportuno, por inconfesables intereses geoestratégicos, control de la energía…La crisis económica sigue galopando fuerte en occidente. Europa implementa planes de austeridad (la rebelión más eficiente contra ellos ha sido la de los eurodiputados en contra de la austeridad propia) . Uno no puede dejar de mirar de reojo a la calle, intuyendo un descontento creciente y profundo, a ver por donde puede acabar estallando todo esto.

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